La CIA investigó a un estanciero uruguayo, que veraneaba en Punta Ballena, creyendo que era Mengele
Interés General 11:00

La CIA investigó a un estanciero uruguayo, que veraneaba en Punta Ballena, creyendo que era Mengele

Héctor Amoedo, un investigador que ha sido entrevistado varias veces por History Channel, confirmó a FM Gente que un estanciero uruguayo, que veraneaba en Punta Ballena, fue investigado por la CIA y por varios medios de los Estados Unidos creyendo que era Joseph Mengele. El hombre tiene 92 años y aún vive, aunque su familia no quiere que se mencione su nombre, vivió unos días muy complicados en 1985, hasta que logró probar que no era el criminal de guerra nazi.

La CIA investigó a un uruguayo creyendo que era Mengele y envió al país a un agente a vigilar a un conocido empresario, que aún vive, informó el diario El País. Recordó que el hecho de que Mengele se casó en Nueva Helvecia el 25 de julio de 1958, utilizando su verdadero nombre, es ampliamente conocido. El acta matrimonial que se conserva confirma el paso del "ángel de la muerte" por Uruguay, aunque no existen registros de que haya vivido en nuestro país.

En los últimos años, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) desclasificó muchos documentos que refieren a la caza de nazis luego de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los cuales encontraron en América del Sur (sobre todo en Argentina durante el gobierno de Juan Domingo Perón) refugio e impunidad. Estos documentos fueron la base de la serie "Persiguiendo a Hitler", emitida por el History Channel, que maneja la posibilidad de que el führer haya muerto de viejo en América del Sur.

Pero el final de Joseph Mengele es bien conocido. Luego de vivir muchos años en Buenos Aires, viajar frecuentemente a Paraguay y pasar sus últimos años en Brasil, el verdugo de Auschwitz se ahogó cuando se bañaba con el agua al pecho en la localidad de Bertioga (estado de San Pablo), el 7 de febrero de 1979. Sin embargo, durante años este hecho estuvo en tela de juicio: los cazanazis Simon Wiesenthal y Hermann Lang-bein sospechaban que Mengele había simulado su muerte en un intento por desaparecer de la faz pública, en la que no tenía problemas de sacarse fotografías y establecer vínculos con vecinos y nuevos amigos. Fue entonces que sus restos fueron desenterrados (había sido sepultado bajo un nombre falso) e identificados por un examen forense. El cuerpo fue exhumado el 6 de junio de 1985 y el estudio se centró en su dentadura, la cual mostraba un notorio diastema —espacio interdental— en sus paletas, rasgo característico de Mengele. El 10 de junio, su hijo Rolf hizo pública una declaración admitiendo que se trataba de su padre y finalmente en 1992 un examen genético verificó plenamente la identidad.

Días antes que fueran desenterrados los restos, muchos creían que el "ángel de la muerte" vivía en Uruguay, tras haber comprado —literalmente— la identidad de un conocido empresario local que supuestamente había fallecido en un accidente de tránsito en 1959. La CIA se contaba entre quienes pensaban que este uruguayo podía ser Joseph Mengele y por eso envió a nuestro país, en 1985, a su agente John Herbert, para montarle una discreta vigilancia, según un documento de la agencia en poder de El País.

Pero lejos de haber muerto, aquel sospechado vive todavía en Montevideo. El País se comunicó con sus familiares, quienes pidieron se mantuviera el nombre en el anonimato, por la avanzada edad del empresario (92) y su delicado estado de salud. "Aquello fue un disparate total y un absurdo, nunca tuvo ni pies ni cabeza. Mi familia estuvo un año entero sufriendo por este tema", comentó su hijo.

Amoedo confirmó a FM Gente que “en junio de 1985 apareció el cadáver de Mengele, en san pablo, en Brasil”. Pero meses antes, a un acaudalado empresario neoyorquino de origen judío, le llegó una información a través de personas que “vendían” datos, que muchas veces eran falsos, “de que Mengele estaba acá (en Uruguay), en una estancia”.

“Y este agente, denominado ‘John Herbert’, vino, lo empezó a investigar a esta estanciero, estando en Punta Ballena, porque él pasaba ahí los veranos, pero también iba los fines de semana. Y esto era en abril. Esto surge de la reciente desclasificación de los documentos de la CIA1, agregó el investigador.

No obstante, el agente vio “que otros se le habían adelantada. Eran del New York Post, un periódico sensacionalista”, porque los “informantes” no sólo le habían vendido el dato al empresario judío sino a varios más, como a la revista “París Match”, también.

Destacó que “le tomaron fotos” al estanciero, el “supuesto Mengele”, que aún vive y la familia no quiere que se mencione su nombre.

Tras analizar las fotografías, diversos antropólogos forenses de fama internacional confirmaron que esta persona era Mengele “porque coincidían todos los rasgos. Después vinieron la ABC y la NBC, las dos cadenas de televisión de Estados Unidos… Todo esto sin que el hombre supiera nada”.

Pero la competencia entre estas dos cadenas llevó a que un periodista interceptara al estanciero y le preguntara, directamente, si era Mengele. “Y así se empezó a aclarar la cosa, porque este hombre puso el grito en el cielo. Dijo que no tenía nada que ver. Y tuvo que demostrarlo. Los llevó a su empresa, a la escuela a la que concurrió cuando era niño y estaba los registros y las fotos… Pero le complicaron la vida por unos cuantos días”, resaltó Amoedo.


Subrayó, de todas formas, que la prueba final de la identidad de Mengele se logró demostrar recién en 1992, con una prueba de ADN realiza al cadáver y a su hijo, ya que este estudio no existía en 1985.

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