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Nimo relató que el sábado alrededor de las 13 horas se trasladaba cerca de la intersección de la ruta 10 y 104 cuando un palo de 1,90 metros ingresó por el parabrisas y quedó incrustado en el asiento del acompañante de su vehículo. El mismo se había volado de una caseta de guardavidas.

Se preguntó qué podría haber ocurrido si alguien iba ocupando ese lugar y respondió "una desgracia", pero “gracias a Dios iba solo”, acotó.

Mientras se trasladaba por la costa “lo que venía del mar no lo había visto nunca”, dijo. “En cuestión de minutos el viento (que se levantó) y la situación (que surgió) parecía de una película de terror”, expresó.

Además de las partes de la caseta de guardavidas que volaban, Nimo señaló que tuvo que auxiliar a una mujer y una niña que estaban paralizadas en el medio de la calle. “Las pude subir en mi vehículo y sacarlas de ahí, estaban en shock”, aseguró.

“Yo estoy escuchando que los vientos fueron de 90 kilómetros (…) ese viento seguro estaba por arriba de los 150 kilómetros”, afirmó.

“No hay muertos porque Dios es grande. Estamos muy atrasados en lo que es advertencias, ausencia de alertas y de educación sobre cómo actuar ante este tipo de situaciones”, criticó.

Dijo que esperaba que las autoridades tomaran cartas en el asunto, que mejoraran la comunicación de las alertas siendo “más claros” y llegando a toda la población. Además planteó que debían “profesionalizarse” ya que estos eventos estaban sucediendo con mayor frecuencia.

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Foto: Árbol que cayó en el frente de una casa a raíz del fuerte viento registrado el sábado 2 de marzo.