Con motivo de la charla “Trabajo sexual en Maldonado entre la esquina y las sábanas de seda”, la fundadora del sindicato de trabajadoras sexuales y activista social, dialogó este miércoles en la Contratapa de la Revista de FM GENTE.
Según Núñez, hay un alto índice de personas que ofrecen servicios sexuales que no son trabajadoras sexuales, “eso hace que los valores de quienes son profesionales del sexo, bajen. Hay mucha que quedó sin trabajo, hay mucha gente que volvió a la noche, hay mucha gente que recién se inicia y mucha gente que dolorosamente están en oferta de prostitución para consumo de drogas”, comentó.
La activista recorrió Maldonado y conversó con 12 mujeres de un total de 2.140 que están registradas desde el año 2019 y se dedican a la prostitución; la mayoría están atravesando por problemas de vivienda, de alimentación y falta de oportunidades laborales.
Núñez aseguró que en Maldonado siempre hubo un turismo sexual, “como decanta la plata, decanta el silencio, el mercado sexual de explotación sexual en Maldonado es impresionante, pero no es de ahora”, dijo.
Uruguay cuenta con 15 mil trabajadoras sexuales registradas y tienen libreta de trabajo expedida por el Ministerio de Salud Pública. Jurídicamente son reconocidas hace 22 años por la ley 17.515. “Convertirte en una trabajadora sexual es una decisión personalísima por eso es que el documento de trabajo sexual es equiparado a una cédula”, manifestó.
Consultada sobre la vinculación del trabajo sexual con las drogas, Núñez comentó que para la sociedad ser trabajadora sexual es un delito, “después el resto no hay nada nuevo a la sombra”, dijo.vY agregó: “Si sos pobre, si sos negra, vivís en el cante, es obvio que tenés que ser o chorra o puta, estereotípicamente no te ponen en otro casillero”.
Para la activista, la mayor violencia que sufren las trabajadoras sexuales es el estigma.
Desde los 12 hasta los 18 años “viví como una gurisa explotada y desde los 18 hasta los 26 fui meretriz y me hice una promesa, no voy a terminar igual que mi madre y mi abuela changando con 70 años en la esquina por 50 pesos”, expresó. Y añadió: “A mí me tocó compartir esquina con mi madre y no se lo deseo a nadie”.