El obispo de Maldonado-Punta del Este- Minas, Milton Tróccoli, se pronunció sobre la asunción del papa León XIV, los protocolos que se llevan a cabo para la elección y el impacto del suceso para la Iglesia Católica.
Tróccoli dialogó con la Página Central de la Revista de FM GENTE sobre la elección del estadounidense Robert Francis Prevost como el nuevo papa, y las expectativas que surgieron a raíz del nombramiento.
“El resonar de las campanas, que se escuchó aquí en Maldonado y en muchas partes del mundo, manifestaba toda la alegría de los católicos, porque cuando fallece un papa siempre hay un sentimiento de orfandad y tristeza”, reflexionó.
Por otra parte Tróccoli explicó que, una vez que el nuevo sumo pontífice es elegido por el Cónclave, se le pregunta si acepta y qué nombre va a elegir para su pontificado.
“Luego va a la Sala de las Lágrimas, que está al lado de la Capilla Sixtina, ahí es donde se emociona o llora un poco por lo que viene y se coloca las vestiduras blancas de papa. Después vuelve a la capilla, todos los cardenales le renuevan su obediencia, se reza, se canta un canto como acción de gracias y el nuevo papa da por cerrado el Cónclave. Por último recién se anuncia y sale al balcón para dar su primera bendición”, describió.
Con respecto a la elección del nombre, Tróccoli especuló que puede deberse a una preocupación por la cuestión social y a una sensibilidad respecto a “lo que se viene hoy en el mundo”.
“Léon XIII fue el papa de la época de la Revolución Industrial, que empezó a hablar de la encíclica social, sobre derechos que después se fueron plasmando con los años en las legislaciones de cada país”.
En esa misma línea, estimó que su trayectoria y su cercanía con zonas de “mucha pobreza”, llevaron a que Prevost fuera el elegido por los 133 cardenales que conformaron el Cónclave.
“Más que por su nacionalidad, a él se lo eligió por su trayectoria pastoral (…) Se ha mirado más a la persona que algo político o coyuntural”, remarcó.
Finalmente aseguró que, tanto la “preocupación mediática” por la elección del nuevo papa como la asistencia de varios jefes de estado al funeral de Francisco, dejan en evidencia la influencia “moral y espiritual” que la Iglesia Católica aún mantiene en el mundo.