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El agente policial era acusado por Fiscalía de un delito de dos lesiones personales y pedía para él ocho meses de prisión.

Según la sentencia a la que accedió FM GENTE, “se tiene por acreditado” que en la madrugada del pasado 20 de febrero de 2022, el agente realizaba una recorrida en un móvil policial por la rambla de San Carlos. Al pasar frente a un pub conocido de la zona, donde había una multitud de personas en el exterior, el patrullero recibió el impacto de una botella de vidrio en el paragolpes delantero.

Como consecuencia de este episodio, el policía y su compañero descendieron del vehículo y detuvieron al autor del ataque, un adolescente. A partir de allí “se generó una discusión” con los amigos del menor quienes pretendían evitar su detención.

Una testigo que declaró en el juicio alegó que el agente “le quitó la remera (al adolescente), tiró su celular al piso y luego se lo llevaron al patrullero”.

“En ese contexto, el policía fue golpeado en la cabeza con un objeto contundente”, señala la sentencia, por lo que el agente “empuñó el arma y apuntó de forma indiscriminada hacia la multitud, efectuando un disparo reglamentario hacia el suelo” con una escopeta que se encontraba cargada con municiones menos que letales.

El proyectil rebotó e impactó en la pierna de una joven, “quien se encontraba a varios metros del lugar”, y no había ejercido ningún acto de violencia contra el policía, indica la sentencia.

La resolución añade que “según se desprende del relevamiento fílmico, el funcionario, tras correr varios metros, volvió a disparar contra la multitud”.

En esa ocasión, el proyectil impactó en la pierna de otra joven, “quien tampoco se encontraba participando de ningún episodio violento, siendo únicamente una espectadora de los hechos”, indica el escrito judicial.

De acuerdo a los registros, “no se vislumbra una agresión a los efectivos policiales con la magnitud que la defensa relata”, cuestiona la sentencia.

Este lunes, la jueza Sylvana García condenó al funcionario policial por dos delitos de lesiones agravadas. Si bien concluyó que el agente “no tuvo intención directa de lesionar a las víctimas”, indicó que debió tener en cuenta la posibilidad de ese resultado "al efectuar dos disparos - aunque fueran con municiones menos que letales y en forma reglamentaria - sobre una multitud de jóvenes".

También determina que “los disparos efectuados fueron un exceso” y que “ninguna imagen registra que el policía se encontrara sometido a peligro alguno”.

La pena impuesta, de ocho meses de prisión, fue sustituida por un régimen de libertad a prueba con ciertas obligaciones, que incluyen realizar trabajo comunitario.



Por Paola Díaz.