La denuncia de varias jóvenes sobre la presencia de un hombre en moto, a la altura de Playa Mansa, que comenzó piropeando y terminó agrediendo en forma verbal, fue el puntapié para analizar el tema junto a la recientemente creada OCAC (Organización Contra el Acoso Callejero) Uruguay, así como para definir los límites entre un halago y un mensaje sexual. La organización, basada en experiencias internacionales, busca poner en agenda el tema e iniciar en forma paralela un camino para legislar en Uruguay, porque las mujeres son sujetos de derecho y no objetos consumibles.
Sol Bauzá es periodista e integra dicha organización en Uruguay que nació en enero como nodo de OCAC Chile y como parte de una red de varios países de América Latina que condenan este tipo de prácticas.
Procura erradicar el acoso callejero a la mujer y denuncian la existencia de una forma de violencia en los espacio públicos, a personas trans, homosexuales, niños y hombres, pero en menor medida, pero mayoritariamente a las mujeres.
En diálogo con FM GENTE, dijo que es un problema grave que afecta la libertad así como también los derechos humanos de la mujer, aseguró Bauzá.
La activista dijo que el código de faltas en Uruguay es de 1934 y hay muchos temas que no se aggiornan en cuanto al marco jurídico.
Sostuvo que es necesario definir y poner un límite entre el piropo y el acoso sexual
Explicó que la definición de piropo significa un halago, ya que si no lo hace, o si el abordaje se transforma en un mensaje sexual o agresivo, hasta con sonidos obscenos o silbidos, o gestos, se enmarcan en acoso sexual a la mujer.
El acoso ocurre en espacios públicos desde una persona extraña a otra y afecta la dignidad de quien lo recibe.
Explicó que hay cosas que están naturalizadas que hay que cambiar, entre ellas las miradas perturbadoras.
Dijo que la organización buscará legislar en diversos ámbitos, buscando que haya un marco legal.
El primero objetivo de OCAC Uruguay es poner el tema en agenda.
No hay figura que ampare este tema, porque las comisarías no toman las denuncias y marcó como fundamental establecer estos límites y legislar sobre ellos, porque después las situaciones derivan en otros temas, llegando incluso a la violación.
Dado que en Uruguay tiene cifras altas de violencia contra la mujer, el camino es logar un marco legal.
Relató que el piropo o la agresión posterior es un mensaje unidireccional donde no hay receptor.
Son actos de invasión, afirmó Bauzá, a tal punto que si la mujer responde la sancionan a ella y no al piropeador, porque así está instalado.
“Somos objetos consumibles y no sujetos de derecho”, rechazó Bauzá.
Para comunicarse con la organización existen dos vías, en Facebook, Observatorio Contra el Acoso Callejero Uruguay así como un correo ocacuruguay@gmail.com.
La organización invita a las mujeres a relatar sus experiencias y también acercarse para conversar estos temas.
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