Facebook Twitter WhatsApp

Punta del Este ha dejado de ser exclusivamente un destino turístico para convertirse en un lugar elegido por extranjeros que buscan radicarse de forma permanente, especialmente en su etapa de retiro.

Los motivos de esta acción incluyen la calidad de vida, el entorno natural y la disponibilidad de servicios considerados de alto nivel. El balneario ofrece acceso a centros de salud privados, opciones educativas internacionales y una oferta gastronómica activa durante todo el año. Además, la proximidad al mar, los espacios verdes y la baja densidad poblacional —que ha disminuido en los últimos años— permiten una rutina cotidiana con menor exposición y un mayor contacto con la naturaleza.

Varios de los nuevos residentes mantienen vínculos activos con el mundo empresarial a través del trabajo remoto, inversiones o consultorías.

Zonas como José Ignacio, La Barra, Rincón del Indio y desarrollos privados en los alrededores de Laguna del Sauce son algunos de los puntos preferidos por este perfil de migrante. Allí se combinan baja densidad poblacional, privacidad y servicios de alta calidad, incluso fuera de temporada.

Aunque muchos de estos traslados se realizan con bajo perfil, operadores inmobiliarios y autoridades locales han reconocido que el fenómeno es sostenido. La demanda de propiedades con fines residenciales ha impulsado nuevos desarrollos orientados al público extranjero que ya no busca solamente veranear, sino instalarse todo el año.

Este cambio de perfil ha generado también una transformación en la dinámica de Punta del Este en invierno. Comercios, centros de salud, actividades culturales y servicios mantienen su actividad estable debido a una comunidad que ya no desaparece a finales de temporada.

Mientras tanto, el número de consultas y trámites de residencia por parte de ciudadanos de todo el mundo se mantiene en niveles altos.